Excluidas desde 1869 por el Código Civil de Vélez Sarsfield y colocadas en una posición de subalternidad que demandó luchas individuales y colectivas, las mujeres argentinas recorrieron un largo camino hasta lograr el reconocimiento de sus derechos.

Algunos proyectos de ley de principios del siglo XX, presentados en su mayoría por legisladores provenientes del socialismo, intentaron modificar esta situación. Basta mencionar cuáles eran las reformas que proponían para describir la precaria situación en la que se hallaban las mujeres. Mientras en el Congreso Nacional se discutía la libertad de acción sobre sus bienes, el país se preparaba para dar un gran salto hacia una forma más “democrática” de gobierno. La ley Sáenz Peña, sancionada en 1912, aseguraba el acceso al voto universal, secreto y obligatorio. Con un detalle: las mujeres no eran consideradas el sujeto “universal”. Condiciones similares en el ámbito laboral y en el político dieron forma a los primeros programas de lucha de estos movimientos, impulsados por una imperiosa necesidad de conquistar la emancipación.

Derechos laborales

La mujer confinada en el hogar y viviendo feliz rodeada de hijos es un lugar común de la imaginería burguesa que los datos desmienten. A principios del siglo pasado, las mujeres ya estaban presentes en todo tipo de actividades laborales, incluso en talleres metalúrgicos, frigoríficos y curtiembres. Sus salarios, sin embargo, se hallaban por debajo del salario de los hombres y este era, precisamente, el motivo por el cual se las contrataba: formaban parte de una reserva de mano de obra barata.

Las trabajadoras fueron tempranamente protagonistas de luchas y resistencias gremiales. Así lo documenta la primera huelga de maestras en San Luis en 1881 o la huelga de inquilinos en

Buenos Aires en 1907 donde, acompañadas de sus niños, salieron a las calles munidas de escobas para impedir los desalojos. La consigna: “barreremos la injusticia”.

Entre las primeras organizaciones sindicales de trabajadoras se destacan la Sociedad Cosmopolita de Obreras Costureras de 1894 y el gremio de Tejedoras y Devanadoras, Chalequeras y Pantaloneras. En 1893, un grupo de militantes socialistas fundó la Unión Gremial Femenina, integrada por Alicia Moreau de Justo, las hermanas Chertkoff y Carolina Muzzilli, entre otras.

El Centro Feminista Socialista también tuvo un rol fundamental en la mejora de las condiciones laborales de las mujeres, siendo impulsor del proyecto de ley de protección al trabajo de mujeres y niños que logró su sanción en el año 1907.

A principios del siglo XX, lo que se conoció como “la gran huelga” paralizó varias ramas productivas del país. Hombres y mujeres compartieron la lucha, exigiendo la jornada de ocho horas.

En casi todos los rubros, sigue vigente la desventaja de las mujeres en materia laboral, que se evidencia en diferencias de salario y en la doble jornada que implica ocuparse, también, de las tareas domésticas y de cuidado. En este sentido, se continúa avanzando en el reconocimiento del trabajo doméstico no remunerado en leyes como la de jubilación para amas de casa y la reciente creación de una Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género.

Explorar Galería

Biblioteca Nacional Mariano Moreno de la República Argentina
Agüero 2502
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
CP 1425EID
muestrasdigitales@bn.gob.ar
(5411) 4808-6000