En 1948, bajo la consigna “El voto queremos”, se gestó la primera movilización masiva de mujeres en la historia del país. Décadas después, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo aglutinaban en otra consigna un grito colectivo: “¡30.000 detenidos desaparecidos, presentes!”. En la década del setenta, dos militantes dejaban un mensaje en el subte porteño: “Lesbianas: no están solas”. En 2017, en la estación Constitución, el mismo mensaje se escuchó multiplicado en un único grito: “¡Ningún beso nace hétero!”. “Soy Gente”, irrumpió Karina Urbina en 1991 para reclamar por una ley que llegaría en 2012, gracias a otro grito colectivo: “Ley de identidad de género ¡ya!”. La cresta de la ola feminista no tardó en llegar: en 2015 se exigió “Ni una menos” a una justicia que ignoraba los crímenes de odio contra lesbianas, mujeres, travestis y trans. La misma ola se tiñó de verde para pedir “Aborto legal, ¡ya!” en una jornada que quedará en la memoria. Porque la historia de los derechos conquistados es, sobre todo, la historia de las luchas.

Basta de travesticidios

El 29 de septiembre de 1991, Karina Urbina, fundadora de Transexuales por el Derecho a la Vida y la identidad (Trasdevi) se paró frente al Palacio Legislativo de Buenos Aires con un mensaje contundente: “Soy Gente. Cambio de sexo en la Argentina y reconocimiento legal. Legisladores: modifiquen el artículo 91 del Código Penal. Por una legislación acorde al primer mundo”. Del otro lado, su cartel decía: “Somos personas. Cambio de sexo en la Argentina y reconocimiento legal. Señores jueces: nos marginan al negar nuestro derecho a la identidad”.

Por esos años, Karina Urbina realizó varias acciones públicas junto a Yanina Moreno y Patricia Gauna con el objetivo de denunciar la discriminación laboral que sufrían las personas trans y la persecución de la que eran víctimas por la existencia de edictos policiales que criminalizaban sus identidades.

En 1993, presidida por Kenny de Michelis, apareció Travestis Unidas. Ese mismo año, surgiría otra organización importante para la historia del movimiento travesti-trans: la Asociación de Travestis Argentinas (ATA, actualmente ATTTA: Asociación de Travestis, Transexuales y Transgénero de la Argentina), fundada por María Belén Correa. El 19 de septiembre de 1995 ATA realizó su primera acción pública: “Nos sentamos para poder caminar”. Su objetivo era la derogación de los edictos policiales.

En 1994, presidida por Lohana Berkins y Norma Gilberti aparecería la Asociación de Lucha por la Identidad de Travestis y Transexuales (ALITT) y la Organización de Travestis y Transexuales Argentinas (OTRA), esta última presidida por Nadia Echazú.

En 1997, Mariela Muñoz se convierte en la primera mujer transexual en obtener su documento de identidad correspondiente. Quince años después, gracias a la lucha del Frente Nacional que integraron diversos colectivos, se sancionaría la Ley de Identidad de Género. Desde su sanción, 9000 personas accedieron a su documento nacional de identidad.

En la actualidad, a cinco años de su primera sanción, el colectivo travesti-trans sigue reclamando: ¡Cupo Laboral Trans, ya![1]

[1]  En 2021, se aprobó la Ley de Cupo Laboral Travesti-Trans y se decretó la adaptación de las características y nomenclaturas de los documentos nacionales de identidad y de los pasaportes incorporando la opción x para salir del esquema binario de “femenino” y “masculino”.

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